lunes, 4 de abril de 2011

Análisis de algunos principios sobre justicia y política

Por:  Óscar Molina


El ideal de Estado se construye a partir de los conceptos de justicia y libertad.  Así lo plantea Aristóteles cuando relaciona la política con  principios gubernamentales que entran a regir la vida del hombre dentro de una sociedad en la cual se distingue al ser humano como persona libre por naturaleza y que requiere de unos principios que guíen sus acciones.  En sí, la definición aristotélica de la libertad tiene arraigos en el concepto de ciudadanía, por lo tanto cuando esta se ejerce, se ejerce la libertad.  Pero ¿cómo relacionar la libertad con la justicia?  El filósofo en mención considera que la práctica de la justicia tiene que ver directamente con el bienestar de la ciudadanía y con la búsqueda de la espiritualidad; de este modo, la justicia tiene, al igual que la libertad, un carácter político, dado que Aristóteles, como otros filósofos considera que el papel de la política es determinante en la consolidación de las sociedades y en la garantía que esta le representa al ser humano en la medida que le ayuda a orientar sus acciones en la búsqueda de una vida feliz.
 De lo anterior se desprende que una de las preocupaciones del hombre sea la manera como se practica la justicia y las fronteras que esta impone para el ejercicio de las libertades del ser y de las sociedades.  Miraremos la manera como se hace expresa esta preocupación en algunos filósofos contemporáneos:
 John Rawuls se destaca como uno de los filósofos políticos más determinantes del siglo XX en la medida en que este norteamericano pretende desentrañar en el concepto de justicia los principios de la democracia que deben regir a la sociedad.  Así pues, la justicia tiene un sentido contractual en la manera que se constituye en un “sistema de cooperación social” que generará estabilidad política.  No muy lejos de este planteamiento encontramos a Platón, quien en La Republica que es su obra cumbre, pregunta acerca de la naturaleza de la justicia en función del Estado y del individuo, dejando como conclusión que el hombre es un ser social que se perfecciona únicamente en la ciudad. Podemos ver entonces que este filósofo piensa lo mismo que Aristóteles, al delegar al estado una función autónoma en el ejercicio de la justicia y a la política como único camino para la realización del hombre.
 Podemos decir que entre Rawls, Aristóteles y Platón, hay un punto de encuentro que define la justicia como una práctica social.  Por otra parte, Nozick, que en principio critica la teoría de Rawls sobre la justicia como principio igualitario, propone que el Estado mínimamente debe garantizar los derechos fundamentales de los individuos y esto se traduce en la titularidad.  De esta manera, más que el ejercicio de la democracia, el sentido justo de la sociedad, debe estar relacionado con el hecho de que los hombres tomen posesión de los bienes a que tienen derecho por vías honestas.  De este modo se contraponen dos principios sobre la justicia: uno capitalista propuesto por Nozick  y otro socialista postulado por Rawls. Así, al hacer un paralelo entre ambos autores, podemos hablar de titularidad vs. Equidad.
 Sin embargo, ambos concluyen en que el Estado político debe defender la democracia liberal, entendida esta como una “forma de gobierno que consiste en una democracia representativa donde la capacidad de los representantes electos para la toma de decisiones políticas se encuentra sujeta al Estado de Derecho y normalmente moderada por una Constitución que regula la protección de los derechos y libertades individuales y colectivas, estableciendo restricciones tanto a los líderes como a la ejecución de la voluntad de una determinada mayoría”.[1]
 Finalmente, para definir el tipo de democracia que debe regir a las sociedades, se asume que la democracia liberal es la más adecuada, ya que en ella coexisten diversos poderes que propenden por la libertad de las funciones de cada conformante del Estado y dentro de esta dinámica encontramos los derechos de los ciudadanos que deben estar salvaguardados por la pluralidad política, el control democrático y la producción capitalista.  De esta manera el concepto de justicia en relación con el Estado,  cobra fuerza en la medida que adquiere naturaleza de contrato social.

[1] http://es.wikipedia.org/wiki/Democracia_liberal

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